Es un viernes por la noche, Brenda y su compañía de cuarto, Anna, estaban decidiendo qué hacer para la noche. Brenda quería salir y relajarse, mientras que Anna estaba cansada del duro trabajo de la semana y prefería quedarse en casa y tener una noche tranquila. A Brenda le frustraba que Anna siempre estuviera dispuesta a quedarse en casa, así que ella decidió salir de todos modos. Estaba convencida de que Anna podía encontrar algo divertido para hacer en casa.
Brenda se preparó para salir, pero cuando salió del baño, se encontró a Anna mirándola de una manera no muy agradable. Anna le preguntó dónde iba y cuando Brenda le dijo que salía para divertirse, Anna se enojó. Ella le dijo a Brenda que su comportamiento era egoísta y que no estaba considerando a nadie más. Brenda se levantó y se enfrentó a Anna, exigiéndole que la respetara.
Anna se intimidó por la actitud de Brenda. Mientras comprendía que Brenda era algo más alta que ella, no se dio cuenta de lo seria que era la situación. Se dio cuenta de que estaba discutiendo con alguien que no estaba dispuesto a escuchar lo que ella tenía que decir. Anna se sentía impotente y no sabía cómo responder.
Brenda continuó hablando de la forma en que las otras personas la veían. Ella estaba empezando a enojarse y sus palabras estaban empezando a hacerse más fuertes. Anna no pudo más, y en ese momento perdió su calma y defendió su punto de vista. Ella le explicó a Brenda que ella entendía su situación pero que eso no significaba que debiera dejar de considerar a los demás. Estaba convencida de que los dos podían encontrar una solución.
A Brenda no le gustó esto y lo único que hizo fue levantar la voz. La discusión se estaba volviendo cada vez más intensa cuando Anna decidió ponerse de pie para enfrentar a su compañera de cuarto. Esto sorprendió a Brenda, ya que no se esperaba que su compañero de cuarto fuera tan fuerte.
Los dos estaban a punto de echarse un grito cuando su compañero de cuarto del cuarto lado se acercó para preguntar qué estaba pasando. Brenda y Anna se miraron a los ojos por un momento antes de que Anna explicara la situación. Brenda se sentía un poco avergonzada de que su comportamiento había acarreado la intromisión de otra persona en una discusión privada. Ambos se dieron cuenta de que habían ido demasiado lejos.
Ese fue el momento en el que se escuchó una palabra de aliento e incluso algún consejo de su amigo y de ahí surgió una nueva conversación. El tema de discusión estaba relacionado con los gustos y las preferencias de ambos. A lo largo de la charla salieron ideas sobre cosas que podían cambiar para lograr una mejor convivencia. Esto llevó al entendimiento mutuo que , aunque no todo iba a ser perfecto, ambos podían llegar a un compañamiento saludable.
Después de aquella discusión, Brenda y Anna pasaron el resto de la noche hablando y discutiendo como verdaderas amigas. Habían descubierto que, a pesar de las diferencias de altura, eran muy similares en muchos aspectos. A pesar de que uno podría percibir la discusión inicial como una confrontación, al final los dos habían aprendido una lección importante: siempre existe una manera de llegar a un acuerdo en cualquier situación.